Mapas batalla de Las Navas


Este es el plano de la situación inicial de las tropas que se enfrentaron en Las Navas. Puede verse que las tropas almohades tenían la ventaja de la altura al ocupar la parte superior del Cerro de los Olivares. También eran más numerosos, aunque con peor equipación para la batalla. Con respecto al ejército cristiano, puede verse que se componía de tres cuerpos, el de la izquierda mandado por Pedro II de Aragón, el central -y más numeroso- al mando de Alfonso VIII de Castilla y la derecha mandada -al menos en teoría- por Sancho VII el Fuerte de Navarra. Pero veamos esta posición con un poco más de detalle:
Puede verse que las primeras dos líneas musulmanas simplemente eran tropas de choque a pie -casi podría decirse carnaza- venidas como voluntarios desde el Magreb o reclutados en al-Ándalus. Su principal misión era la de cansar e impedir un avance rápido de la caballería pesada cristiana a su frente, capitaneada por Diego López de Haro. Las tropas musulmanas mejor preparadas aguardaban detrás, pero no tenían caballería pesada, sino caballería ligera cuya intención era la de hostigar a los cristianos en rápidos avances y retrocesos; también tenían la misión de intentar una maniobra envolvente que tan buenos resultados les dio en la batalla de Alarcos. Otro detalle importante de la disposición cristiana es la de dividir cada uno de sus tres cuerpos de ejército en una vanguardia, un centro y una retaguardia desde donde el rey cristiano que los mandaba pudiera otear el resultado de la batalla e impartir las instrucciones precisas. Como Sancho el Fuerte sólo había acudido con 200 caballeros, su centro estaba ocupado realmente por tropas de las milicias de Ávila, Segovia y Medina del Campo y la vanguardia por tropas voluntarias europeas al mando de Arnald Aumary, arzobispo de Narbona.

El siguiente paso fue tal vez decisivo, aunque no muy conocido. Parte de las tropas andalusíes reclutadas como mercenarias se retiraron de la batalla por impago de los almohades, justo cuando Diego López de Haro lanzaba a su caballería pesada loma arriba del Cerro de los Olivares junto con el resto de vanguardias cristianas

No obstante los almohades consiguieron parte de sus objetivos al trabar a las tropas cristianas en mitad de la subida al Cerro de los Olivares. Cuando la caballería ligera musulmana comenzó a rodear a los combatientes cristianos, las tres retaguardias con las tropas de reserva de Pedro II, Alfonso VIII y Sancho VII no tuvieron otro remedio que partir en una cabalgada casi desesperada a ayudar a los suyos:

El ímpetu de las retaguardias cristianas sorprendió a los musulmanes, que no supieron cerrar bien sus filas ante la acometida. Todo indica que se centraron en intentar repeler la acometida central de Alfonso VIII, quien era el que más tropas conservaba; eso dejó una menor presión sobre las alas cristianas. Sancho el Fuerte supo apreciar ese error táctico y se lanzó con los suyos monte arriba para intentar llegar al palenque ocupadao por el miramamolín (el emir an-Nasir). Lo consiguió. Llegó hasta los límites del palenque protegidos por soldados encadenados entre sí que formaban una muralla humana que protegía a su señor. An-Nasir decidió poner tierra de por medio seguramente antes de que realmente las tropas almohades estuvieran perdidas, pero al ver huir a su emir, se desmoralizaron y comenzaron también a retirarse de forma desorganizada, lo que sería su perdición: